En realidad se trata de un abrigo, no de una cueva propiamente dicha, conformado al amparo de un estrato inclinado a manera de bóveda. Esta "cavidad" fue especialmente celebrada a mediados del siglo pasado por Casa Tejedor de as Almunias gracias a los "probones" que allí se obtuvieron, tal y como explicábamos en una entrada anterior (ver la ficha mencionada y también aquí). Supimos de todo ello gracias a lo que nos contaron los señores Silvano Nasarre de casa Tejedor y Lorenzo Mairal de casa Fabián.
Reencuentro
El pasado 3 de marzo una generación tomó el relevo de la anterior, aunque esta vez tan solo por el mero placer de reencontrar una parte del pasado familiar. En compañía de Lorenzo Nasarre, hijo de Silvano, volvimos a la Cueva Alastrué. ¿Cuántos años de soledad, soledad humana, sumaba la cueva desde aquel entonces?
CÓMO LLEGAR
Llegar a la Cueva Alastrué es relativamente sencillo. Eso sí, hay que identificar bien el lugar de bajada. Por supuesto, no hay camino. Además, justo al final, hay un corto canalizo que hay que destrepar (fácil, eso si). Hay que poner atención por lo empinado del terreno y la abundancia de gleras y piedra suelta.
El collado y la peña característica son los lugares clave para tomar referencia de la zona. Desde ellos, el descenso es corto y rápido.
Según se baja el canalizo empieza a verse a mano izquierda la alargada losa rocosa que cobija la "cueva". Por una corta glera llegaremos a la vegetación que defiende su entrada.
EL INTERIOR
Lo alcanzaremos por su extremo izquierdo y en seguida nos damos cuenta de que se trata de un lugar con un pasado humano.
Aparecen muchos troncos de boj cortados, espacio despejado y ramas apiladas:
Y, efectivamente, allí estaba la pileta donde se recogía el agua que goteaba. Manantial hoy completamente seco por la sequía que pasamos, pero detectable por las bonitas hiedras y musgos:
También se observa abundante ceniza por el suelo y restos de cerámica del tipo Naval:
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