No tiene ninguna denominación local y siempre la he llamado tal y como me la nombró por primera vez, hace ya mucho, el señor Florentino de Casa Tendero de Rodellar: "la cueva al pié de la Cuca".
En nuestro Atlas de Toponimia le dedicamos una ficha en el capítulo "otras cuevas" (ver aquí).
Transcurridos unos cuantos años sin visitarla, el pasado 22 de noviembre nos llevamos una sorpresa. Es lo que vamos a comentar aquí.
SITUACIÓN
Aunque la denomino así, lo cierto es que esta cueva no se encuentra al pié de la Cuca Bellosta. En realidad está algo aguas abajo.
Recordemos de paso que ya hemos explicado en otra ocasión lo concerniente al nombre del Puntal d'a Costera/La Ciudadela (ver aquí).
La principal dificultad para su localización se debe a que está completamente oculta tras la vegetación y es imposible de adivinar incluso desde el lugar del cauce situado a su altura. Si no sé sabe que allí hay una cueva se pasará siempre por delante sin sospechar.
Si nos desviamos para pasar por entre los matorrales de la orilla derecha veremos, en un claro, lo siguiente:
Pero si nos adentramos tan solo unos pocos metros, el misterio se resuelve:
LA SORPRESA
Comparando estas dos fotografías se ve en seguida lo que llamó inmediatamente nuestra atención:
En algún momento (o a lo largo de varios) entre ambas fechas, la boca se ha obstruido considerablemente por un gran aporte de grava y piedras. En 1993 había que descender un escalón para llegar al nivel de la entrada. Ya no es el caso.
Todo el relleno está compuesto por cantos angulosos, por lo que cabe deducirse que no provienen del interior de la cueva. Ésta, como se aprecia claramente, es un conducto de presión erosionado por el agua que la haría (hará ocasionalmente) funcionar como surgencia. Las piedras deberían ser redondeadas o pulidas, y no es así. Su origen habrá que buscarlo en otra dirección.
QUÉ SABEMOS DE LA CUEVA
Bien poco.
Es sorprendente que carezca de nombre estando tan cerca de un lugar muy concurrido desde generaciones como es el camino que por la Costera d'Otín comunica esta población con Rodellar. Evidentemente era conocida pero quizá sea muy difícil verla manar y como tampoco se deja ver...
Como ya se explica en la ficha que hemos indicado al principio, Salvador Peña, un vecino de Granollers que durante años tuvo casa en Rodellar, empezó su exploración. Su amistad con componentes del Grup d'Investigacions Espeleològiques de Granollers incitó a estos a retomar el asunto y efectuar la visita de la cueva, cosa que debió suceder en abril de 1984. A fecha de hoy no hemos podido contactar con ellos e ignoramos el resultado.
En aquel 1993 hicimos un amago de entrar. Inmediatamente descubrimos lo que ya nos habían advertido. El techo baja rápidamente y hay que gatear por zona húmeda.
Varios misterios siguen pendientes.
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