Ahora que el tiempo parece volverse definitivamente lluvioso, conviene recordar los días pasados y dar cuenta de los efectos ocasionados por la prolongada sequía de este año. Una falta de lluvia que viene a sumarse al déficit hídrico que viene arrastrando año tras año todo este territorio.
Durante este otoño y a título de ejemplo, carrascas, bojes y madroños se han secado casi masivamente según zonas.
Bojes y madroños, secos, en el camino que lleva del Tranco as Olas a la Virgen de Biña, el pasado 6 de noviembre.
Pero la manera más ilustrativa es realizar una comparativa de fotografías:
Vista desde el Camino d'as Graderas: el Tozal d'as Gleras, la ermita de la Virgen del Castillo y os Bentanajes.
Bojes en difícil situación.
La imagen de arriba corresponde al 9 de octubre de 2011 y la de abajo al 25 de septiembre de 2016.
Se trata de as Lacarras de Pedruel, la ladera accidentada que se extiende por debajo de la línea de cresta de la Corona o Mallatar (ver aquí).
La foto de arriba es del 27 de diciembre del 2009, la de abajo del 6 de noviembre del 2016.
Los árboles secos, de color marrón, son carrascas. Nada de ello se veía años antes.
En primer plano se extiende el relieve abrupto de la Sierra Rufas que cae sobre el río Balcez. En este caso el color rojizo corresponde en gran medida a los madroños.
La imagen superior es del 27 de diciembre del 2009 y la inferior del pasado 6 de noviembre de 2016.
Esta imagen resume las anteriores en su estado actual.
Al margen de lo bonito del contraste de color, queda bien visible lo duro que ha resultado la falta de lluvia durante este verano-otoño.
Hace muchos años, el señor Antonio Javierre de casa Arilla de Rodellar recordaba una ocasión en la que vio casi seco el largo y acuático Estrecho Tedero (ver aquí). No sé como de seco debió ser aquel año ni de que manera pudo verse afectada la vegetación.
Por mi parte, nunca he visto un grado tal de sequedad en el paisaje del Valle de Rodellar como el de este otoño.
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