La fotografía muestra el extremo superior del Huerto Tendero. Formaba parte de los Huertos de Mascún, que ya presentamos en otra entrada de este blog (pinchar aquí).
En primer plano se aprecia lo poco que va quedando (tras el paso del tiempo y de personas poco cuidadosas) del muro de piedra seca que separaba el huerto del camino.
Al fondo del huerto, en el mismo borde, asoman las piedras del otro muro que lo separa del cauce del río Mascún. Éste es el que nos interesa ahora, pero primero nos fijaremos en que al fondo del todo aparece el umbral de la desembocadura del Barranco la Virgen.
En la siguiente imagen vemos el Huerto Tendero en su totalidad. Se distinguen perfectamente el camino, el propio huerto, la angosta desembocadura del Barranco la Virgen (a la derecha) y el muro de piedra que hace le hace frente.
Cualquiera que frecuente estos lugares dará por sentado que este barranquito afluente está permanentemente seco. ¿Quién ha visto bajar agua por aquí?. Pues bien, el Barranco la Virgen muestra de vez en cuando sus señas de entidad. Cierto que en nuestra época la escasez de agua es la norma, pero antaño no era así. Por su cauce seco se canalizaban trombas de agua de importancia (recordemos que el barranco sigue limpio y transitable en la actualidad). Tanto era así que, el pobre y sufrido Huerto Tendero, el mismo de nuestra foto y justo situado en frente de su desembocadura, aguantaba las embestidas del agua proveniente de este lateral. El muro de sustentación del huerto, el que mencionábamos antes, sufría regularmente los descalabros del caudal. De vez en cuando, los de Casa Tendero de Rodellar (de ahí el nombre que nos ocupa) se veían en la necesidad de rehacer la pared de piedra seca. Un oficio ya perdido por aquí, pero fundamental en aquel entonces.
Quizá si todos supiéramos todo esto, nadie se dedicaría a mover las pocas piedras que quedan de su sitio para sentarnos a merendar o para alcanzar el primer parabolt de una via de escalada.
Ya dices bien, ya, poco le queda a esos muros a este paso. Abrazo.
ResponderEliminarNo te falta razón. Con el paso de los años he visto perder altura al muro que va paralelo al camino, y no solo por efecto de las inclemencias del tiempo. En fin...
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