Sacrebleu!, si.
En el último nº de la estupenda revista francesa Pyrénées encontramos un interesante artículo que nos toca directamente, pero su primera página nos deja estupefactos:
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Dominique Dupont. Otín, le village qui n'aurait pas dû mourir. Pyrénées nº 292 / oct.-nov.-déc. 2022. |
Efectivamente, el pie de foto indica que la persona con el trillo es Cosme Bellosta de la casa homónima de Otín. Cierto es que esta imagen aparecía en el (por muchos motivos) crucial artículo de Louis Laborde-Balen de 1965. Pero igual de cierto es que en ese caso el correspondiente pie de foto se limitaba a señalar el trillo y en ningún momento se identificaba a la persona portadora. Y al volverla a ver ahora con el añadido del figurante no cabe sino poner las cosas en su sitio, todo sea cuando menos por salvaguardar la veracidad de Laborde-Balen. Pues lo cierto es que se trata del señor Florentino Moncasi de casa Tendero de Rodellar, probablemente la persona más popular del valle en muchas décadas, conocido por todos y de cuyo fallecimiento se hizo eco la propia revista Pyrénées (nº 247-juillet 2011) mediante una emotiva semblanza de Anne-Marie Minvielle. Sorprendente...
Y ya puestos convendría entrar a realizar alguna observación acerca de este nuevo artículo de D. Dupont.
Acostumbrados a la idealización de la vida rural, evidentemente lejos de la comodidad y la (no tan común) facilidad actuales, lamentamos que se pase ahora al polo opuesto cuestionando tan duramente las palabras que en su momento escribieron quienes constataban tristemente la desaparición de aquel mundo.
Claro está que ni el estado ni la sociedad de aquel momento ayudaron ni se preocuparon, pero no cabe reprocharlo a costa de las palabras de quienes dejaban constancia.
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En lo subrayado en rojo el autor confunde con rudeza la condena de estos últimos hombres libres (que ya no lo eran) con la vida propia de todos sus antepasados (que sí lo fueron en un mundo diferente). En lo recuadrado en azul Cosme Bellosta, en el texto original de 1965, no reprocha la belleza del lugar sino que contesta con esas duras palabras al por qué de su decisión de marchar, bien comprensible. Sirvan estos ejemplos para contrarrestar una visión amarga de la existencia en estos lugares. A lo largo de muchos años, todas las personas con las que hemos conversado y que tantas preguntas nos han respondido, nos han hecho llegar siempre un recuerdo de aquellos tiempos que compaginaba en la mayor normalidad de sus vidas innumerables momentos felices vividos tanto entre ellos como en el monte. |
A lo largo de este nuevo artículo echamos de menos otras cosas.
Es comprensible que se desconozcan algunos detalles, por ejemplo, la mujer mencionada en el recuadro rosa no solo era de Otín sino que se trataba de Inés Bellosta de Casa Bellosta la cual no se encontraba allí porque estaba casada con Enrique Lardiés de la, efectivamente cercana, Pardina Bellanuga, en la cual vivió hasta su emigración el 3 de febrero de 1966, poco tiempo después de la visita de L. Laborde-Balen.
Pero también volvemos a constatar, una vez más, la insistente mención a referencias y fuentes documentales (casi) exclusivamente francesas, ignorando otras de las que con toda probabilidad se sirve. En esta ocasión se introduce, al menos, la figura de Aurelio Biarge a través de uno de sus diversos artículos de la época. Hay que precisar que se trata de un texto aparecido en el periódico provincial Nueva España (la denominación Diario del Altoaragón vendría mucho después) y que por lo tanto esa "rubrique aux accents quelque peu franquistes" no le pertenece. Es también curioso que ocupe 6 de las 18 páginas del artículo en traducir una buena parte del mismo siendo que está disponible on-line.
El artículo finaliza con la expresión "à suivre", con lo que esperamos alguna entrega más. Que sea afinando el vigor e interés que demuestra.
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