sábado, 26 de octubre de 2019

DE NUEVO AQUELLOS POBLADORES

Aunque con un poco de retraso reseñamos hoy más novedades de arte rupestre en el río Alcanadre. Ya mostramos en una entrada anterior (ver aquí) un abrigo que venía a sumarse al catálogo que poco a poco se va configurando en El Valle de Rodellar. El que ahora nos ocupa se encuentra no muy lejos de aquel, esta vez aguas arriba y en la otra margen del cañón.
Fuimos Anabel y yo el pasado 27 de abril de 2019. Nuestro amigo Pedro Ayuso también estaba intrigado pues lo había visto de lejos el mismo día que había reparado en el otro abrigo que ya hemos mencionado. Por nuestra parte este que nos ocupa ahora ya lo habíamos recogido en nuestro Atlas de Toponimia. Se imponía por tanto una visita.

Se trata de un alargado grupo de cavidades de amplias dimensiones, aunque sin profundidad especial.


En el abrigo de la izquierda (en rojo) se encuentran las marcas de pintura. Los de la derecha (en rosa) presentan restos de su uso como corral.

Así es. Al parecer a lo largo del tiempo han sido utilizados repetidas veces.
En épocas relativamente recientes (en comparación con lo que veremos luego) observamos el tradicional uso pastoril que se recuerda en el valle:


Efectivamente, las cuevas de la derecha todavía delatan el encierro del ganado, incluso entre los grandes bloques que obstruyen el extremo oriental.

Pero quizá también pueda sospecharse algo más:


En una de las grietas aparecen los restos de algunas estacas clavadas. ¿Es lo que queda de los palos donde los pastores colgaban el morral (ya las hemos encontrado otras veces pero el palo siempre sobresalía, ver por ejemplo aquí y aquí)? ¿o son de las utilizadas para facilitar el acceso a colmenas rupestres (como por ejemplo aquí)? Indicio de esto último es un fragmento de panal que encontramos por el suelo en la zona de bloques.

Sin embargo, la cueva más vistosa no se utilizó como cierre. Y es aquí donde aparecen unos pocos trazos pintados. Muy desvaídos y poco identificables:

Esta es el lugar en el que hemos encontrado las pinturas.

La superficie de la roca tiene un aspecto polvoriento, reseco y deslucido. No parece que favorezca la visibilidad.


Esto es lo que se observa tras mojar la roca y tras su tratamiento digital.

En la otra cueva, la utilizada por el ganado, se ve un trazo negro:



De momento nada muy vistoso, aunque sí interesante.

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