miércoles, 6 de marzo de 2019

CUEVA ALASTRUÉ UNA GENERACIÓN DESPUÉS

La Cueva Alastrué ya la hemos recogido en el Atlas de Toponimia (ver ficha aquí). Veámosla desde la Sierra Sebil, al otro lado del cañón del río Balcez:


(Ver la ficha mencionada para identificar muchos otros topónimos cercanos)

En realidad se trata de un abrigo, no de una cueva propiamente dicha, conformado al amparo de un estrato inclinado a manera de bóveda. Esta "cavidad" fue especialmente celebrada a mediados del siglo pasado por Casa Tejedor de as Almunias gracias a los "probones" que allí se obtuvieron, tal y como explicábamos en una entrada anterior (ver la ficha mencionada y también aquí). Supimos de todo ello gracias a lo que nos contaron los señores Silvano Nasarre de casa Tejedor y Lorenzo Mairal de casa Fabián.


Silvano Nasarre y Lorenzo Mairal

Reencuentro
El pasado 3 de marzo una generación tomó el relevo de la anterior, aunque esta vez tan solo por el mero placer de reencontrar una parte del pasado familiar. En compañía de Lorenzo Nasarre, hijo de Silvano, volvimos a la Cueva Alastrué. ¿Cuántos años de soledad, soledad humana, sumaba la cueva desde aquel entonces?

CÓMO LLEGAR
Llegar a la Cueva Alastrué es relativamente sencillo. Eso sí, hay que identificar bien el lugar de bajada. Por supuesto, no hay camino. Además, justo al final, hay un corto canalizo que hay que destrepar (fácil, eso si). Hay que poner atención por lo empinado del terreno y la abundancia de gleras y piedra suelta.
El collado y la peña característica son los lugares clave para tomar referencia de la zona. Desde ellos, el descenso es corto y rápido.


Flecha negra: final de la pista. Flecha roja: situación de la Cueva Alastrué. Línea roja: itinerario de acceso.
(Fuente: mapa IGN, serie MTN25 1:25.000, hoja 249-I Rodellar, 2ª edición, 2007)


Línea roja: itinerario de acceso. Flecha rosa: situación de la Cueva Alastrué. Flecha azul claro: collado. Punto naranja: peña característica. Flecha azul oscuro: proa característica. Flecha naranja: canalizo.

Según se baja el canalizo empieza a verse a mano izquierda la alargada losa rocosa que cobija la "cueva". Por una corta glera llegaremos a la vegetación que defiende su entrada.

EL INTERIOR
Lo alcanzaremos por su extremo izquierdo y en seguida nos damos cuenta de que se trata de un lugar con un pasado humano.
Aparecen muchos troncos de boj cortados, espacio despejado y ramas apiladas:


No cabe duda de los buenos buchos (bojes) que encontraron. Le quedó muy claro a Lorenzo.

Y, efectivamente, allí estaba la pileta donde se recogía el agua que goteaba. Manantial hoy completamente seco por la sequía que pasamos, pero detectable por las bonitas hiedras y musgos:



También se observa abundante ceniza por el suelo y restos de cerámica del tipo Naval:



No encontramos ninguna traza de pintura rupestre, la losa está muy calcificada y hay muchas costras y regueros.

¿Merece la pena ir a la Cueva Alastrué?
Interesante pregunta. Que hay que responder en su justa medida.
Expoleado por el recuerdo familiar, Lorenzo tenía la idea de establecer un itinerario circular que recuperara la visita a la cueva. Pero en seguida nos dimos cuenta de la realidad: el trayecto entre el collado y la cueva es de terreno muy inestable, y el canalizo "canaliza" una buena parte de las piedras de la ladera. Trazar un camino aquí es completamente inviable.
Sin embargo, la Cueva Alastrué tiene el encanto de rastrear el pasado. Si alguien decide acercarse a ella ha de ser por el gusto de las pequeñas cosas, aquellas que explican, a pequeñas dosis, una época ya anclada en la memoria. Personas que conocían bien el territorio en el que vivían y del que sabían sacar el provecho necesario.

Quizá la otra cueva de la infancia de Lorenzo y de su hermana Mari Carmen, aquella que era de cristal, sirva a fines más contemporáneos. Pero esa ya es otra historia.

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