martes, 15 de octubre de 2013

RAYMOND DESPIAU EN EL BARRANCO MASCÚN. In memoriam

El pasado domingo 6 de octubre fallecía Raymond Despiau de un ataque al corazón mientras escalaba en el desfiladero de Collegats. Tenía 78 años y un formidable pasado pirineista.
Una buena semblanza suya podemos encontrar el la web de Christian Ravier (pinchar aqui) y en el obituario que escribió Óscar Gogorza en El País (pinchar aqui). Nosotros nos detendremos en sus andanzas en el Valle de Rodellar.
Fueron unos años (la década de los años 1970 y primeros de los 80) durante los cuales se contaban con poco más de los dedos de una mano quienes aquí vinieron a escalar. Y subieron las grandes paredes del valle, rutas algunas sin repetir y otras escasamente. Nada que ver con los modernos itinerarios de hoy, cortos, difíciles y protegidos. Quienes nos visitaron aquellos años escalaron largo, difícil, desde la base y sin dejar rastro.
Jean-Pierre Barokas y Serge Vallon fueron una cordada frecuente en las rocas del valle. Precisamente Jean-Pierre Barokas y Raymond Despiau abrieron un precioso Pilar de Primavera en el Valle de Ordesa.
Raymond Despiau vino a Rodellar y se llevó dos primeras emblemáticas. Subió la pared de la Ciudadela y la que defiende por la derecha el Beso, ambas en el Barranco Mascún. Da idea de lo temprano de la fecha el que en esos mismos años se estaban produciendo los primeros descensos de los principales barrancos del valle. Era una época de verdadero descubrimiento. Eso sí, recordémoslo, descubrimiento deportivo. Los vecinos de Otín, Rodellar, Pedruel, as Almunias y Santo Tornil, llevaban muchas generaciones transitando no sin dificultades por ese mismo territorio.

















LA CIUDADELA
Cara Sureste
Primera ascensión: Dominique Barokas y Raymond Despiau en abril de 1975.
MD sup. 200 m. 17 horas.
Material: 40 pitones (muchos "cornières") y bicoins para la progresión en artificial.
(Reseña original)











EL PUNTARRÓN
Éperon de l'Arche
Primera ascensión: Arlette Demons y Raymond Despiau los dias 16 y 17 de mayo de 1976.
(Reseña aparecida en la Révue Pyrénées)

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