martes, 20 de diciembre de 2022

"MURETES"... Uno que sí y su mínima expresión

Antaño "hacer pared" era algo habitual, incluso cuando no había mayor faena, con el fin de reponer a tiempo los desperfectos que ocasionaban el uso y los días.
Ya sabemos que desde hace no pocos años aquellas personas se han hecho muy mayores, la población ha ido muy en retroceso y el uso del campo ha desaparecido. Todo aquel trabajo de mantenimiento es parte del recuerdo.

Y era una época en la que se acudía a reparar tanto lo propio como lo común. Normalmente cada casa levantaba de nuevo las paredes de su propiedad que lo necesitaban, pero a veces se trataba de un bien compartido. En ese caso era asunto de todos los vecinos y como tal se acudía "de concejada" a arreglar lo que fuera necesario. En Rodellar se recuerda al señor José de Casa Colomés, al que sucedió Felipe Tejero (que fue también el último barbero de este lugar, ver aquí). Con una trompetilla se anunciaba el pregón que convocaba a unos y otros.

Antaño el aspecto de este camino no duraría mucho, en seguida se acudiría 'a concejada' a levantar las paredes caídas. Pero desde hace tiempo este Camino Balcez, como muchos otros, van perdiendo su identidad.

Ahora ya no es así, y todo el patrimonio de piedra seca del Valle de Rodellar sigue día a día el lento pero imbatible proceso de desmoronamiento. Lo hemos mostrado en numerosas ocasiones.

Por eso alegra tanto comprobar que no todo esta perdido, aunque sea un pequeño ejemplo. Simple ejemplo de preservar lo que tenemos, sin otras entelequias considerablemente menos urgentes. Es el caso de una parte de la pared del Huerto Ballarín que flanquea el Camino d'as Graderas al salir de Rodellar:

Se ve muy bien la parte de la pared vuelta a levantar y como el moderno 'recantillo' también ha sido repuesto. Recordemos (ya lo hemos dicho en otra ocasión, ver aquí) que recantillo era aquello que se colocaba en lo alto del muro para impedir que el ganado saltara al otro lado.

Resignados a constatar la progresiva caída de las paredes de piedra seca en caminos, corrales, huertos, fajanas..., la reparación de Emilio en su huerto nos ilumina los ojos. Nos dice que tuvo buen maestro, que duda cabe.

La pared más pequeñita
Este buen muro de Casa Ballarín y los del precioso Camino Balcez (también Camino o Cerro) nos llevan a desear feliz vida al (quizás) más diminuto de los que por aquí conocemos. Una pared de piedra seca en su mínima expresión:


Prácticamente no hay pared, diríase que tan solo el remate de encima.

Quizá sus dimensiones tan modestas mantengan su estructura más tiempo, si la estabilidad del terreno lo permite.


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