martes, 11 de enero de 2022

LOS 3 ÚLTIMOS

Se llama a Costera d'Otín a la larga ladera de la margen derecha del Barranco Mascún por la que sube el tan conocido camino que lleva a Otín. Al subir por ella toda la atención se la lleva la imponente peña del Puntal d'a Costera (mal llamado "Ciudadela", ver aquí) y la estilizada aguja de a Cuca BellostaPues bien, Casa Bellosta tenía en estos lugares algo más de lo que presumir: tres pequeñas oliveras.

La presencia de olivares en el Valle de Rodellar viene de antiguo, como lo demuestra la existencia de dos molinos: o Torno de Rodellar y o Torno d'a Balle Baja (entre as Almunias y Pedruel). Sin embargo, las condiciones climáticas y de altitud ceñían su distribución tan solo a este entorno del valle y no más arriba.
Es así que la señora Carmen Laliena, de casa Aliena de Nasarre, recuerda que ni en esta población ni en Bellanuga se podía encontrar olivo alguno. Los olivares que tenían en propiedad se hallaban en Rodellar, Bierge y Yaso.
De igual manera nos advierte el señor Juan José Santolaria, de Casa Cabalero de Otín, respecto a su pueblo.

Sin embargo, ya lo hemos dicho, tres pequeñas oliveretas asoman en a Costera...

LOCALIZACIÓN
Son fáciles de situar, pero hay que prestar un poco de atención para verlas (ya veremos por qué).

La flecha roja señala el lugar dónde se encuentran.
(Fuente mapa: IGN, Mapas a la Carta)

Las encontraremos casi finalizando la mitad inferior de a Costera d'Otín, justo antes de la marcada vuelta que hace el camino para encaramarse a una divisoria rocosa, a escasa distancia de una curiosa y evidente agujita que aparece unida a la loma por un pequeño puente natural. Inconfundible lugar.


Situación de las oliveras en el entorno de a Costera d'Otín.
(Fuente ortofotos: aplicación Mapas de Apple, versión 3.0)

TRES PEQUEÑAS OLIVERAS
Se trata, efectivamente, de 3 pequeñas oliveras (olivos) plantadas por Casa Bellosta de Otín en un pequeño rellano de este lugar de a Costera, bien resguardado y favorable como nos explica el señor Juan José Santolaria: "podía haber medio metro de nieve en Otín, pero aquí ni gota".
Eso sí, su porte no es el de sus hermanos del valle. Juventud y altitud.

Junto al (antaño bien cuidado) camino se asoman las tres oliveretas (recuadro rojo).

La diminuta fajeta que los soporta fue sustentada con la correspondiente pared de piedra seca, en deterioro permanente con suele ser normal.

Las tres oliveras en su lugar.

Al comparar ambas fotos podemos ver cómo, con el paso del tiempo, la vegetación una vez más se encarga de esconder lo que fue. La olivera nº 3 cada vez se ve menos y no digamos del muro de piedras...

Probablemente se trata de las oliveras más septentrionales de todo el valle, las últimas.

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