lunes, 25 de junio de 2012

LOS ÁRBOLES Y EL VIENTO

Las grandes ventoleras no se llevan bien con los grandes árboles, sobre todo si estos están aislados y por lo tanto a merced de los primeros.
Es lo que ocurrió con dos fenomenales ejemplares. Uno de ellos ha sobrevivido. Del otro solo nos quedaron sus restos.

A CARRASCA VILLANÚA
Era un árbol muy frondoso y esto fué lo que le perdió. Una tormenta de aire a principio de los años 1990 tomó su fronda como una vela y arrancó el árbol.
Se encontraba cerca de Rodellar, en la finca conocida como Cuatrón de Villanúa, en la planicie de Cuangas, abierta a todos los vientos. Aquel día no resistió.
Las fotos están tomadas el 8 de diciembre de 1993. Se ve un buen tocón de madera, lo que quedó tras aprovecharse. Y las típicas y preciosas volutas.



CARRASCA DE CORRAL ALTO
Otra buena carrasca, ésta mucho más conocida y todavía visible.
De nuevo el aire fué el rosponsable de que un gran camal fuera tronzado ante su ímpetu. Ocurrió la tarde del sábado del 19 de febrero de 2005, durante un invierno en el que las aireras fuertes se sucedieron con frecuencia, quizá con demasiada frecuencia para éste árbol.

En esta panorámica se ve la carrasca bien individualizada. Hacia la derecha se encontraba el gran camal desaparecido (se diría que hay un "vacío", una parte ausente, en el árbol).

Ésta es la cicatriz que recuerda la frondosidad perdida.

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