Ya hemos comentado anteriormente los misterios de la antigua recolección de miel silvestre en los acantilados de los barrancos (ver aquí). También nos hemos interesado por los viejos arnales y sus curiosas arnas, es decir, las colmenas tal y como antaño se construían y guardaban (ver aquí).
En esta ocasión damos un salto en el tiempo y nos vamos a hacer eco de quienes, a día de hoy, vuelven a recoger el preciado trabajo de las abejas.
El resultado es este:
Miel de las abejetas de Rodellar
Dos casas de Rodellar recogen, con métodos más modernos, la tradición del lugar, y así las cuidan y recolectan Carlos de Tendero y Emilio de Ballarín.
Tienen las colmenas en un carrascal casi contiguo al pueblo, en el lugar llamado o Pullizal/Pollizal de Ballarín, junto al comienzo del precioso Camino Cheto.
La línea roja señala o Pullizal de Ballarín.
(Fuente ortofoto: aplicación Mapas de Apple, versión 3.0)
Su color tan oscuro se debe a que está obtenida mayoritariamente de carrasca, cosa evidente dado donde se encuentra o Pullizal y su entorno.
Recordemos que un "pollizar" es un lugar del monte donde se encuentran carrascas o caxicos jóvenes. Veamos:
En esta vista aérea de 1956 volvemos a ver o Pullizal de Ballarín. Se comprueba como, efectivamente, tenía arbolado en contraste con el entorno entonces cultivado.
(Fuente ortofoto: Instituto Geográfico de Aragón, vuelo americano 1956)
En fin, este sí que es, por derecho propio, un sabroso recuerdo que llevarse de Rodellar.