A nuestro pesar asumimos que el paso del tiempo ve desmoronarse los viejos muros de piedra seca. Ya nadie trabaja en los campos de la montaña ni transita por los antiguos caminos. Unos resisten mejor y duran más, pero ya no se arreglan ni rehacen. Van olvidándose y permanecen entre la vegetación silenciosos y a menudo ocultos.
Por eso, al menos algunas personas, estimamos considerablemente lo que queda y pensamos que este patrimonio al menos debería respetarse y no sufrir por causa directa nuestra.
En otras entradas de este blog hemos mencionado y mostrado fotografías del viejo Camino Cheto que une las casas de este lugar con Rodellar. Es de sobras conocido. Mucha gente lo conoce y a buen seguro admira. Incluso está convenientemente indicado formando parte de una pequeña red de senderos.
Nunca entenderemos el por qué de esta pintada (y no es la única en el camino). Solo nos resta esperar que ese mismo paso del tiempo acaso lo acabe también por difuminar y hacer desaparecer.